jueves, 28 de julio de 2011

S.O.S. a la calidad de la educación superior


Comunicaciones ACEU

Luis Fernando Páramo Jiménez, consultor en Calidad de la Educación Superior y en Ambientes virtuales, hace un angustioso llamado a recuperar el sentido de la calidad en educación superior en la propuesta de reforma. Aún estamos a tiempo. 

Realmente resulta inconcebible que se siga adelantando la reforma de la ley 30 de 1992 y no se diga nada alrededor del problema de la Calidad, o solo se mencione la calidad como una buena y sana intención de la Reforma.

¿Cómo es posible que se quiera perpetuar: La Oficina de Calidad del Viceministerio de Educación Superior, sin propuestas claras y como una oficina que solo hace inspección a la normatividad; Las salas CONACES aisladas del CNA; y un CNA que ni siquiera ha sido capaz de generar estándares como es lo procedente en los sistemas de calidad?

Hablar de alta calidad, es un decir que para algunos suena muy convincente, pero técnicamente, eso no quiere decir nada. La calidad es un conjunto de atributos mesurables, no un montón de adjetivos calificativos censurables. Los atributos son variables matemáticas y el estudio de la correlación de dichas variables es el que permite establecer escalas, factores y estándares, esta metodología que en Colombia, aunque todas las universidades la enseñan, no se aplica en el CNA, y en su defecto se ha instaurado la calidad con base en la opinión, que no ha servido para nada y nos tiene muy mal clasificados a nivel mundial.

¿Cómo es posible que ningún Consejero del CNA hasta el momento, haya podido ostentar estudios universitarios sobre aseguramiento de la calidad, gestión de la calidad, o calidad de la educación superior?

El pecado de la ley 30 está ahí primordialmente, y no se entiende porqué la Sra. Ministra y el Sr. Viceministro eluden tan reiterativamente el tema, como si se tratara de una observación simplista o de una crítica a su gestión (lo cual no es cierto), cuando tienen en sus manos la más importante de las oportunidades para contribuir en la solución de un problema que a todos preocupa, y que tiene a los colombianos muy desilusionados con su educación superior.

La Acreditación de Alta Calidad de Programas ha demostrado ser subjetiva y arbitraria, el solo hecho que la acreditación se conceda por periodos distintos demuestra la arbitrariedad, pues el tiempo se considera como factor de obsolescencia y nadie entiende por qué programas iguales tengan obsolescencias distintas dependiendo de la institución que lo ofrezca, a otro tonto con ese cuento.

Ojalá el Sr. Presidente y el Congreso, escuchen este SOS a la Calidad de la Educación Superior y que insinúen mayores modificaciones en la reforma, porque de lo contrario es posible que haya más platica pero nadie garantiza que haya mayor calidad.

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